25 enero 2008

Una carta sobre el dogmatismo en nuestra literatura


Estimado Javier:

Se me ha pasado los días para poder felicitarte por tu blog. La última vez que nos vimos (por desgracia siempre por un accidente, nunca por nuestra vieja amistad) hablamos sobre literatura. ¿Qué otra cosa más podía hacer? Nuestra discrepancias no impidieron poder conversar de manera tranquila y alturada, y lo disfruté. Demuestra que eres una persona formada e informada, pero (como me pasa a mí con la historia) no podemos leer todo ni saber de todo. Por eso no le hagas caso a los que (como alumnos malcriados del colegio que quieren lucirse ante sus compañeros "pescando" al profesor) dicen por que no leíste esto o lo otro. Respondiste como se debe: No. No pues. ¿Cuántos reconocen públicamente no haber leído algo o haberse equivocado (que este último no es este el caso)? Pocos. Peor aún cuando se encubren con seudónimos, invitaciones selectas a participar en su blog y, para colmo, ponen información falsa (¿Afganistán? le sale el inconsciente) para cubrirse de poder "lucirse" ante sus compañeros tirando la piedra y ocultando la mano.

Más todavía por criticar salir en la televisión, como si fuera un delito de lesa cultura. A ver si entendí: la tesis que está detrás de esto acusa a un sector de nuestra literatura de ser discriminados por los escritores predominantes (lo cual es cierto en el fondo), pero se critica a los que van a la televisión a hablar de literatura. ¿Por qué se queja de ser discriminado de un espacio al que se menosprecia? Si considera que no debe irse a esos espacios, ¿por qué se denuncia ser discriminados de los mismos? Es contradictorio (para no decir otra cosa).

Creo que muchos de los que critican de esta manera al final son pura pose para dárselas de revolucionarios y justificar su mediocridad o su falta de creatividad.

No estoy diciendo que en la famosa polémica unos tengan la verdad absoluta y los otros manipulan con descaro, que unos son los buenos y otros son los malos. Estoy de acuerdo que existe discriminación en nuestra literatura. Pero, ¿los discriminados (como en cualquier otro sector de nuestra sociedad) son incapaces de crear espacios alternativos o de crear una contracultura? Pues no, no lo son. ¿Por qué quejarse entonces? ¿Por qué asumir una actitud victimista que sólo lleva a la inmovilidad? Pues para poder dársela de revolucionario sin ensuciarse los zapatos. Hay gente que vive de eso. También ellos tienen sus revistas, sus espacios propios y, por supuesto, sus viajes al extranjero pagados a eventos internacionales para encontrarse con personas de otros países que hablan de lo mismo o entregarse mutuos reconocimientos o, inclusive, darse premios literarios.

Pero lo peor de ello no es eso. Es que entre los "discriminados" que viajan se arrogan el derecho de "representar" a los verdaderos marginados y excluidos de nuestra literatura, que los hay, y que tú estás contribuyendo en algo a visibilizar. Por eso te critican: consideran que sólo ellos son los “verdaderos” representantes y que los demás son unos “vendidos” o unos “traidores”. No les gusta la competencia.

Esto de lo que hablo pasa en la política y pasa en la literatura. En el fondo, es la persistencia del gamonalismo en nuestra política y en nuestra literatura. Gamonales que se quejan del centralismo limeño, que dicen representar a los excluidos, pero realmente son los señores locales que explotan a esos excluidos. En el pasado hubieron indigenistas e indigenistas. Algunos eran gamonales, otros escritores urbanos con una sincera identificación con los excluidos. Igual pasa hoy. Por lo que cuentas, tenemos genuinos representantes de nuestra literatura de los cuales no se habla y no se les difunde, y son buenos. Pero, como en todo, no todos los serán e intentan vivir del discurso victimista. Eso pasa en todas partes y en todas las especialidades. Como en época pasadas, algunos de estos gamonales se meten a revolucionarios por que encuentran en el dogmatismo burocrático un supuesto “discurso moderno” que, en el fondo, encubre una de las más terribles de nuestras taras sociales.

Por último, contarte que hace unos años atrás leí “Siete Rosas de Hierro” de Zeín Zorrilla que mencionan. Lo compré en la Feria del Libro en una edición del Fondo de Cultura Económica (¡Horror! Su libro estaba en un espacio controlado por los escritores predominantes ¿No se habrá vendido al enemigo?). Lo compré por que había oído hablar de él y siempre tengo interés en leer buena literatura. Sin embargo, no he leído a ninguno sólo de los autores de los que cuentas en tu blog o que me has comentado en nuestros encuentros. (Por qué son difíciles de encontrar. Ni siquiera en centros de “contracultura” limeña como la calle Quilca). ¿Soy mejor que tú o más informado que tú? ¿Eso me hace especial? Pues no, no y no.

Cabe señalar que arrogarse el tener la verdad absoluta es lo menos creativo que puede haber para un escritor o un crítico. Ya decía Sthepen Hawking: "Que aburrido debe ser Dios, sin nada nuevo que descubrir". Un abrazo,

Ricardo Portocarrero

10 enero 2008

Un texto de Ruy Mauro Marini


En el número de enero del Le Monde diplomatique edición peruana, aparecido esta semana, se incluye el primer número de Los Cuadernos del Pensamiento Crítico Latinoamericano. Esta publicación, iniciativa impulsada por CLACSO (Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales), tiene por objetivo la divulgación de los principales autores del pensamiento social crítico de América Latina y el Caribe.

En esta ocasión, se presenta de manera parcial el texto de Ruy Mauro Marini titulado "La lucha por la democracia en América Latina", publicado originalmente en los Cuadernos Políticos No 44, en México, julio-diciembre de 1985, pp. 3-11, por Ediciones Era. Este texto fue una ponencia presentada en el seminario "Democracia y paz en América Latina", evento realizado en México el 11-12 de noviembre de 1985 por el Sistema Universitario Mundial. Ruy Mauro Marino, nacido en Brasil, es considerado uno de los padres de la denominada Teoría de la Dependencia en América Latina.

Para los que desean consultar el texto, y a falta de una edición digital del Le Monde diplomatique edición peruana, pueden revisar la edición del diario mexicano La Jornada. La edición íntegra del texto, como lo señala el Coordinador Editorial de la colección, Emir Sader, se encuentra en la web que la Universidad Nacional Autónoma de México dedica a la publicación de los principales textos de Marini, aquí.

Según la presentación del texto, "Desde hace más de una década, Marini se propone un balance crítico del pensamiento social latinoamericano, buscando prepararlo para las nuevas tareas de la coyuntura: la construcción de una ofensiva socialista, no solamente latinoamericana, sino mundial, capaz de redefinir las bases del sistema de poder mundial". Esperamos, por ello, que su lectura sea de provecho.

11 mayo 2006